Contra el marco de la ventana de madera tosca
que las hojas sólo en parte cubren
radiando sol como paisaje de fondo
los dos sentados se miran
y es sin sentido esa luz de día
para el dulce enamorado murmurante
bajo cielo oscuro y resplandor de luna
de versos atesorados y mentidos
por tan extremo sentimiento
capaz de enmascararse tontamente
tras superficial belleza ajena
que no fue jamás la de esas palabras
de altura y color extremos
sino la carta recitada de memoria
en pura agonía siempre amante.
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