viernes, 9 de marzo de 2012

Indolente viento sopla

El olor de los jazmines, como una niebla pálida,
menos presente que evocada
se aloja, zonza, entre mí y cuál yo demorado.
Y el viento del sur, arremete sólo para que
ecos de luz    ondas y cuerpos suspendidos siempre y en nunca   vacilante tensión
anden temblando zig y zag   sin explícitas nomenclaturas   sigan, sigan
como tajador goteo
clavándose en las persianas
en el mismo momento recio en que relojera y aficionada
mi ansiosa pregunta general en desespera
va rasgando el ramalazo de la lluvia contra la madera o hierro establecidos
por inquieto misterio a expugnar de los verdores lanzados en savia firme
conclaveada y estrecha   o reticente
ahí afuera, en la anochecida noche
de titilar negro
con viento sur mojado en la intemperie,
estupendo o estúpido paisaje
donde maldigo y digo
¿Por qué no estás para fortalecerme con
tu preciso y urgente amor reclamando?


Parecida niebla dura
concreta y asistente maldición

No hay comentarios:

Publicar un comentario